Saturday, March 22, 2014

Ucraína mon amour


Me están rompiendo Ucrania. Estuve tres veces en ese país y le cogí muchísimo cariño, aunque no sabría decir exactamente por qué (ni inexactamente tampoco). Quizá recordéis que no hace mucho comenté que me gustaría volver este verano y, al acabar la carrera, quedarme allí indefinidamente. Ahora ya no tengo tan clara ninguna de las dos cosas, y si visteis un telediario o abristeis un periódico en los últimos tres meses seguro que sabéis por qué. Todo empezó en noviembre con una manifestación: vale, una más, un poco gorda pero ya pasará. Luego se convirtió en una acampada; de acuerdo, un 15M, o un Gamonal, si quieres. Pero luego empezó a crecer, en enero el gobierno decretó leyes “de seguridad ciudadana”, que es como las llamamos aquí, aquello siguió yendo a más, hasta que en febrero hubo uno o dos días en los que murió un montón de gente, y al final el presidente Yanukóvich se fue del país. A los habitantes de Ucrania que se consideran étnicamente rusos les entró el miedo, Putin vio una oportunidad de oro (la papaya que dice siempre Diana Uribe) para proteger a sus ciudadanos y de paso diversos recursos y situaciones estratégicas, y así el foco pasó de la ciudad de Kiev a la península de Crimea.

Estuve siguiendo todo este asunto con creciente interés según se iba desarrollando, especialmente desde febrero, y hay días que me paso dos o tres horas leyendo noticias, artículos, crónicas y reportajes sobre el asunto, en medios de distintos pelajes y colores: además de los periódicos que me enseña Google Noticias, están el blog Zyalt (tiene algunos artículos en inglés, así como un montón de fotos para cuyos pies un traductor automático es ayuda suficiente), el twitter y blog Principia Marsupia, el twitter del periodista Pablo González y montones de otras entradas de blog o artículos de webs diversas; más abajo pondré algunos enlaces. Una sobredosis de informaciones, no necesariamente contradictorias, pero en general sí bastante diferentes, que viene muy bien para tener una visión de conjunto, pero al mismo tiempo no sé qué creer. Lo que me pone malo es el enfoque de la tele y los periódicos grandes de aquí. Leí una frase en internet que me hizo gracia: “Lo de Gamonal era ETA, pero lo de Kiev es la fiesta de la democracia”. Flipo con la manera en que llaman represión policial a la represión policial y defensa ciudadana a los ataques de algunos grupos que sí están armados y organizados, y cómo omiten descaradamente (o al menos no vi que lo mencionaran) la orientación abiertamente filonazi de dichos grupos. O dicen "Rusia considera que son fascistas".


Por un lado está la propaganda rusa y por otro, la occidental. El presidente Yanukóvich fue elegido democráticamente, cosa que ningún ucraniano parece poner en duda. Sin embargo, los dirigentes y personalidades occidentales van a las barricadas de Kiev a hacerse la foto y a apoyar al pueblo en una revuelta contra un gobierno legítimo; eso no encaja. El que los periódicos pinten todo este asunto de lucha por la libertad huele a quemado. Luego están los rusos, con la poderosa Russia Today (RT) a la cabeza, que insisten en lo peligrosa que es esta gente, que son nazis y que es un golpe de Estado; con esta visión coinciden los medios de izquierdas también. Lo que dicen los periodistas independientes es que ni tanto, ni tan calvo.

En las barricadas de Kiev había muchísima gente, de distintas ideas: proeuropeos, antieuropeos, prorrusos, antirrusos, nacionalistas, fascistas, socialistas y whatnot. Sí parece ser cierto que los que estaban en la primera línea de los enfrentamientos con la policía, organizados y armados, eran los de Svoboda y Pravi Sektor, dos pandas de nazis recalcitrantes, que también son los que tomaron varios ayuntamientos y edificios públicos y los decoraron con banderas rojas y negras (no, no son anarquistas precisamente) e imágenes de líderes de su ideología. Como son los que más ruido hacen, acaparan la atención, y supongo que también tendrán bastante poder si hicieron lo que hicieron, pero no tengo nada claro que eso fuese lo que querían todos los chorropotocientos manifestantes de Maidán.

Luego está Crimea. Hay unas cuantas regiones de mayoría rusoparlante en Ucrania, pero la diferencia entre Crimea y las otras es que Rusia en las otras no tiene concesiones portuarias hasta el año 2042 renovables y en Crimea sí. Desde hace uno o dos siglos, esa península es un importante punto estratégico para Rusia en el mar Negro. A mediados del siglo XX, a Nikita Jrushov se le ocurrió la feliz idea de anexarla a Ucrania; total, somos la URSS y todo es de todos y da igual de quién sea sobre el papel. Lo que don Nicéforo no se esperaba es que ese país se independizaría en 1991, y entonces sí importaría qué es de quién. En cualquier caso, hay otro detalle muy importante, que es que quienes allí viven, en su aplastante mayoría, se consideran rusos, y de repente se vieron oficialmente convertidos en ucranianos porque Jrushov se levantó graciosete ese día de 1954. De hecho, con la independencia también hubo líos de quién se quedaría con Crimea, y al final acordaron que sería ucraniana pero los barcos rusos se quedarían. Me refiero a barcos de guerra, claro, y el puerto es una base militar naval o como se llame.

En Crimea no sólo hay rusos y ucranianos, también hay tártaros, que estaban allí desde el año catapún. En el siglo XVIII, la península pasó de manos turcas a rusas, y el Imperio empezó a hacerles jugarretas a los tártaros y a enviar población rusa; pero luego vino el socialismo, que respetaba las minorías, y entonces ya vivieron más o menos tranquilos con los rusos, hasta que un bello día un puñado de divisiones alemanas invadió la URSS por ese lado y algunos tártaros decidieron ayudarles. Acabada la guerra, como castigo, Stalin los deportó a TODOS a Uzbekistán; la población tártara en Crimea quedó a cero. A lo largo de las décadas siguientes, algunos fueron volviendo poquito a poco, y cuando cayó la URSS hubo muchos que decidieron reinstalarse en el lugar original de procedencia de sus familias. Hoy por hoy, los tártaros no quieren saber nada de Rusia.

El 16 de marzo elegimos entre esto y esto.
(Simferópol, capital de Crimea)

El pasado domingo 16 de marzo, como sabréis, hubo un referéndum en Crimea. Las opciones que aparecían en las papeletas eran: o bien declararse independientes, o bien anexionarse a Rusia. Los tártaros no votaron y los ucranianos supongo que tampoco, pero como la aplastantísima mayoría se considera rusa, ganó la anexión por goleada. El resultado estaba cantado; los países interesados reconocieron el resultado y los no interesados, no, porque de todos es sabido que las cosas son legítimas y democráticas siempre y cuando no vayan en contra de los intereses de uno; en cuyo caso son abusivas, ilegales, etcétera.

Es que es un mamoneo. No sé si visteis las exigencias de John McCain (el candidato republicano derrotado por Obama en el 2008) con respecto a Ucrania, son un descojone: básicamente es un "¡Rápido! ¡Expandamos nuestro imperio y bloqueémosle a él antes de que expanda el suyo!". Alemania, cuyo consumo de gas depende en un 40% de Rusia, pide moderación; el Reino Unido, que no depende de ese gas, pide contundencia. Occidente amenaza a Putin con sanciones como si Rusia se fuera a quedar desvalida, o como si las mismas sanciones no fueran a ser negativas también para quienes las imponen, que perderían un socio gigantesco.

La prensa mayoritaria da mucho asco también. Según los periodistas independientes que se hallan in situ, casi todo lo que sale por la tele está escandalosamente exagerado. Unos hablaban de la horrible tensión en Crimea mientras otros publicaban fotos de gente contenta ondeando banderitas en el centro de la ciudad y niños jugando tranquilamente en el parque. Unos mostraban desde todos los ángulos posibles a unos soldados disparando al aire amenazadoramente, mientras otros decían que eso había sido puro teatro. Los medios rusos insisten en que Ucrania se volvió neonazi. Los medios de aquí no sólo no muestran ninguno de los muchos símbolos neonazis que adornan las calles de, al menos, Kiev, sino que dicen que "Rusia los considera neonazis", desacreditándolo claramente. La propaganda rusa habla de proteger a sus ciudadanos bajo su cálida alita. La de aquí habla de una abusiva invasión que, por si fuera poco, apoyan los malvados ciudadanos prorrusos.

Mientras los medios anuncian máxima tensión en Crimea, soldados rusos y ucranianos están de risas en la base de Perevalnoe. Hay q vender. @ManuBrabo, 20 de marzo

Lo más difícil de explicar desde aquí: la normalidad con la que sigue la vida cotidiana a nuestro alrededor. Dando un paseo por Simferópol, sería imposible pensar q el resto del mundo mira a esta región como "zona de guerra". Imposible. @pmarsupia, 20 de marzo (1 y 2)


Además, sucede otra cosa. Crimea tendrá la historia que tenga, pero hay muchas otras áreas con mayoría rusa. No sé si se debe a los movimientos de población que se hicieron en la era soviética o a otra razón, pero el caso es que haberlas, haylas, y no son un par de regioncitas, es media Ucrania. Ahora estos ciudadanos, visto lo visto en Crimea, se dieron cuenta de que su anexión podría ser posible también y se envalentonaron. No sigo demasiado la situación en Donetsk y en Járkiv porque no conozco ningún periodista que esté allí, pero parece ser que hay manifestaciones pro lo uno y pro lo otro y que se está liando bastante gorda, porque aunque los ucranianos también sean minoría, son bastantes más que en la península del sur. (En Simferópol, la capital de Crimea, hubo dos manifestaciones opuestas el mismo día y en la proucraniana había unas 500 ó 1000 personas, mientras que en la otra había varios millares.) Por las pocas imágenes que vi, acabaron a hostias más de una vez. Ahora parece que Kiev se está acojonando y, si no estoy mal informado, prometió la cooficialidad de las dos lenguas en esas regiones. Pero quizá sea tarde ya.


Mapa de utilización del idioma ruso en Ucrania.
(Ojo, hablar ruso no es lo mismo que considerarse ruso.)

Os voy a dar mi opinión, tan razonada como sea capaz, tras leer todo lo que pude y sin ser político ni politólogo ni nada más que un pringao que abrió un blog. Cuando estuve en Ucrania la segunda vez, pasé dos días en Odessa con una crimea de Sebastopol que estudiaba allí. Cuando le pregunté qué se consideraba, me respondió categóricamente: rusa. Estaba harta del ucraniano, no porque fuera una lengua fea ni nada así, sino por la manera en que se les imponía, ya que era la única lengua oficial; me contaba, por ejemplo, que su madre a veces la llamaba por teléfono pidiéndole que le tradujera el prospecto de una medicina o una notificación que le acababa de llegar del ayuntamiento. Me parece comprensible: si toda la vida viviste en Rusia y hace veinte años tu zona se convirtió repentinamente en otro país, pero seguiste viviendo en un ambiente totalmente ruso, no es de extrañar que no entiendas un idioma que ni usas, ni se usa a tu alrededor, ni te interesa. Si ahora Aragón y Navarra se anexionan mágicamente a Francia, no creo que todo el mundo en esas regiones esté conversando en francés dentro de veinte años. Si encima esa anexión fue una idea de bombero de un inconsciente que no pidió la opinión de nadie, con más razón; ya no se debía haber permitido que la Ucrania independiente se quedase con ella, pero supongo que territorio es territorio, y como legalmente era suyo, poco habría que Rusia pudiera hacer. Sin embargo, es muy injusto, porque el territorio no es un cacho de tierra vacío, sino que viene con gente incluida en el paquete, y no poca.

Por otra parte, el que el ruso no fuese lengua cooficial me parece de traca. Inadmisible, incluso. No sé cómo los rusoparlantes pudieron aguantarlo tanto tiempo. Eso sí que me parece totalmente antidemocrático. Si hay, no sólo una comunidad importante, sino una MAYORÍA que habla un idioma en un área que abarca MEDIO PAÍS, ¿en qué cabeza cabe que su lengua no sea oficial? Un 40% ya me parecería más que suficiente para justificar una cooficialidad. Por supuesto, en Ucrania tiene que ser oficial el ucraniano, pero la cooficialidad tampoco duele, ¿no? No me entra en la cabeza, de verdad. Recientemente conocí a otra ucraniana de nacionalidad y corazón (procedente, si no me equivoco, de una zona mayoritariamente rusoparlante) que se preguntaba, contrariada, qué sentido tiene que una región tan pequeñita como Galicia tenga lengua propia, cuando lo más fácil y cómodo para todos sería que se hablase sólo castellano, o al menos sólo éste fuera oficial; "si es que además de ser pequeña, ni siquiera es independiente", argumentaba. Luego le pregunté si el ruso era cooficial en Ucrania, y me respondió que de eso nada, que cómo iba a serlo. Concho, pues mucha gente lo habla, ¿no? Da igual, insistió, el idioma de Ucrania es el ucraniano, y si un día se les ocurre hacerlo cooficial, saldré a la calle a protestar.

Es muy chungo lo de los ministros nazis en Kiev, que son cuatro de veinte o un rollo así. Cierto, son pocos en proporción, pero si están ahí significa que los otros los toleran, o que no se ven capaces de hacer nada contra ellos si es que no los toleran; y además, si se meten en determinados ministerios, pueden tener mucho peso. En la famosa plaza del centro, Maidán Nezalezhnosti (a falta de una transliteración mejor), hay puntos de reclutamiento de Pravi Sektor. El otro día, uno de los jefazos de Svoboda hizo dimitir a puñetazos al director de la tele pública ucraniana por haber emitido el discurso de Putin. Y atención, porque el viernes 21, ¡la UE va y firma un acuerdo de anexión con el gobierno provisional! ¡A dos meses de las elecciones generales que ya están programadas! ¿Estamos locos o qué?



En fin. Espero volver algún día a Ucrania, y que ese día no esté muy lejos. Espero que la gente se calme y que la vida vuelva a su curso. Lo que creo que sería demasiado ingenuo esperar es que alguien se preocupe por los ucranianos. Ucrania es el nuevo juguete de EE.UU., UE, OTAN y Rusia, hasta el punto de que, según leí, Merkel llegó a ofrecer la federalización de Ucrania a Putin a cambio de salir de Crimea; y dudo que le preguntara su opinión a ningún ucraniano.

Como dijo mi padre el otro día, "o mundo está feito unha merda".


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La foto de la cabecera es mía; compré ese llavero en Odessa, ciudad que no sé cuánto tiempo más seguirá siendo ucraniana. El resto las publicó @pmarsupia., salvo la de la bandera y el trigo, que la encontré por ahí. Algunos enlaces, a mayores de los que pueblan este artículo:

Principia Marsupia: lista de artículos sobre Ucrania
Ucrania, la manipulación en la prensa y la guerra de propaganda.

Twitter (información en directo):
@pmarsupia
@PabVis
@mikelayestaran

Zyalt (muchas fotos):
Revolution in Kiev, Ukraine
Maidan inside out
The other side of Maidan
Maidan, Kiev, February, 19th . Chronicle.
Bloody Thursday at Maidan
Triumphant Friday at Maidan

5 comments:

  1. Joder, es lo mejor que he leído al respecto. Te felicito por ello.

    A raíz del asunto empecé a seguir a Carlos Franganillo en Twitter y te lo recomiendo.

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  2. Interesante. El enlace que has puesto al blog Zyalt con las fotos es la polla. He leído que la siguiente zona a pelearse será Odessa, que por lo visto es un punto de tráfico muy importante.

    Y por comentar algo más, como en EH la palabra independencia hace tilín, algunos afines a la izquierda abertzale se ha comido el tarro en internet si apoyar o no la anexion a Rusia y todo el rollo.

    murzurzul

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  3. A mí este me parece un problema que realmente existe en todas partes. En España lo estamos viviendo cada vez con más gravedad, en Francia está prohibida toda política normalizadora de cualquier idioma que no sea el francés... La que te dijo la ucraniana sobre el gallego es una idea que a mí me parece que exista hoy en día porque me parece un imperialismo cultural que yo creía pasado en Europa, pero cada día veo más presente. El otro día en Facebook alguien argumentaba que con la globalización no tienen sentido los idiomas regionales, dejando totalmente de lado la necesidad de estos para entender el entorno, las culturas y la riqueza que esto aporta, además de los muchos beneficios que aporta el bilingüismo. En mí opinión el error de base es seguir practicando una política gubernamental como la que se aplica desde tiempos inmemoriables: yo impongo esto, yo mando y yo digo que lo mío es mejor. Para mí tenemos que evolucionar a una globalización gestionada desde la coordinación. Para mí Galicia, Euskadi, Cataluña, Crimea, Kosovo, Osetia del Sur, etc. tienen que ser territorios independientes coordinados con los estados adyacentes con los que se unirá por intereses comunes, pero que cada uno gestione su territorio como mejor le plazca. No tiene sentido que alguien de una cultura concreta gestione un pueblo con otra cultura diferente. Carece de todo sentido en Crimea y en Galicia. Curiosamente los que defienden los grandes estados centralizados ponen como ejemplo lo patrióticos que son los estadounidenses, obviando por completo su entramado administrativo... A nosotros nos dicen que las comunidades autónomas sobran y se pone como ejemplo un estado federativo como el alemán... El mundo está lleno de contradicciones y la de Crimea es una más, como lo fueron en su día Kosovo o Montenegro. Es curioso, el país que dio una lección en esto al mundo entero no se menciona en todo este asunto... Sudán del Sur. Después de una guerra duradera se dieron cuenta que la solución era votar y asumir la decisión de los ciudadanos...

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  4. Corrijo una errata... Repito una frase:

    "Lo que te dijo la ucraniana sobre el gallego es una idea que a mí me parece *mentira* que exista hoy en día..."

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  5. Es que según eso, cualquier lengua que no sea inglés carece de sentido. Eso sí, "excepto la mía", o esa es la impresión que me da.

    Lo de Sudán del Sur no sé muy bien cómo fue. De todos modos, muchas de las fronteras africanas, o casi todas, fueron trazadas por europeos sin tener en cuenta nada más que la extensión y sus propios intereses, dividiendo así tribus similares en países diferentes o metiendo tribus culturalmente distantes en el mismo país. No sé hasta qué punto se puede comparar con Europa, que siempre fue el "in situ", por así decirlo.

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