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Thursday, February 14, 2019

El graffiti del buscaminas ruso


Una de las cosas más chulas que encontré en Budapest recientemente es esa pintada en ruso medio desvanecida. Dice esto:

ПРОВЕРЕНО
МИН НЕ ОБНАРУЖЕНО
„РЕФЛЕКС“
7-3-45 л-т Густавев

Traducción:

REGISTRADO
MINAS NO ENCONTRADAS
«REFLEX»
7-3-45 Lte. Gustavev

En los últimos meses de la segunda guerra mundial, cuando los rusos ya avanzaban implacables hacia Berlín, Budapest se les atragantó un poco, y desde que llegaron el 29 de octubre de 1944 pasaron 108 días hasta que la tomaron por completo, el 13 de febrero del año siguiente, hace hoy 74 años. Las consecuencias fueron montones de cosas rotas, gente sangrando cantidad y muchos explosivos no detonados, tanto proyectiles como minas. Cada poco tiempo encuentran uno de estos explosivos (generalmente en obras de construcción o similares) y tienen que paralizar y evacuar la zona donde se encuentra, y de verdad que la frecuencia sigue siendo relativamente alta a día de hoy: los tres primeros resultados de buscar en Google «wwii bomb found budapest» son noticias de 2013, 2016 y el verano pasado. Si siete décadas más tarde y con la ciudad completamente reconstruida y ampliamente expandida siguen apareciendo bombas, imagínate cuántas habría al acabar la batalla. Lo peor no son las bombas que caen desde nosecuántos metros de altura y no explotan, porque esas seguramente tampoco van a explotar si les das una patada tú, sino las minas, que están ahí puestas y ahí quedan, no cambian de bando ni se desactivan aunque reciban la circular de que la guerra terminó. Recién conquistada una ciudad, antes de hacer nada en ella hay que llevar a cabo una cuidadosa limpieza. Y en eso pasaron el día nuestro amigo el lugarteniente Gustavev y su compañía Reflex el 7 de marzo de 1945.

Wednesday, May 17, 2017

Documental sobre Ucrania: «El año del caos»




Cuando empezó todo el embrollo ucraniano del Maidán, sobre todo desde la huida del presidente Yanukóvich, y hasta que se empezó a estancar la subsiguiente guerra civil, es decir, desde febrero hasta junio del 2014, estuve siguiendo todas las noticias al día, a ratos incluso al minuto, de manera casi febril; y lo hice, sobre todo, siguiendo blogs y cuentas de Twitter de periodistas que se hallaban sobre el terreno. Algunos de ellos eran Alberto Sicilia (@pmarsupia, que hablaba en La Sexta), Pablo González (@pabvis, de Gara), Carlos Franganillo (@cfranganillo, en ese momento corresponsal de TVE en Moscú), Mikel Ayestaran (@mikelayestaran)... y Ricardo Marquina (@rusiasemueve), que en un momento dado empezó a contar que estaba preparando un documental. Desde entonces, de vez en cuando echaba un vistazo a ver si lo tenía terminado... y me medio olvidé bastante tiempo, hasta que, no hace mucho, volví a buscarlo y encontré que estaba en Youtube desde mediados del 2015. Yo pensaba que saldría, si no en DVD, al menos en alguna plataforma de pago, y estaba dispuestísimo a gastarme lo que costara, la verdad. Pero no: está en el Youtube, entero y en alta definición. Lo vi entonces, volví a verlo ayer con mi amigo Edwin, que era medio escéptico y le gustó mucho también, y hoy decidí compartirlo con todos buzotros.

Me hizo mucha ilusión verlo por dos razones. Una, que salen varios periodistas que conozco: los mencionados Franganillo y González, Xavier Colás (de El Mundo), Leticia Álvarez, todos ellos personas que llegué a sentir casi como viejos conocidos de vez en cuando, aunque casi nunca interactuase con ellos. Dicho así puede sonar un poco raro, pero piénsalo: ¡leí cada palabra que escribían públicamente durante meses! No sólo tuits, sino también sus artículos, blogs y vídeos. Y aprendí muchísimo con todo ello: sobre periodismo, sobre Ucrania y Rusia, sobre geopolítica, sobre propaganda y polarización de la sociedad... Por cierto, a Alberto Sicilia, que desafortunadamente no sale en el documental, me lo encontré en septiembre del 2015 en una estación de Budapest llena de refugiados y me hice una foto con él y todo, en plan fan total. Y Pablo González dio una conferencia con el fotógrafo Juan Teixeira a veinte minutos de mi casa que me perdí porque me enteré tarde (contentito quedé ese día).

La segunda razón es que es justo como me esperaba: maravillosamente neutral. Y digo que me lo esperaba porque es lo mismo que vi en ellos durante todos esos meses; cada uno tendría su opinión y de vez en cuando debatían, pero en lo referente a hechos y datos, la objetividad era impecable. En el documental, por ejemplo, sale una persona diciendo que lo de Kiev no fue un golpe de estado justo antes de otra que dice que sí se lo pareció. Sale un bombardeo de posiciones civiles, en principio de autoría dudosa, que luego se demuestra claramente que venía del ejército ucraniano, y un rato más tarde sale otro igual, en otra ciudad, pero que vino del lado prorruso. Te cuenta, mediante entrevistas a periodistas en set y a civiles a pie de calle, y exclusivamente con material grabado por el propio Marquina, cuánto hay de putinesco en la supuesta invasión y con cuánto apoyo local cuenta esa invasión. Los grandes periódicos españoles sólo se obsesionaban con Putin, y hablaban del «régimen» de Yanukóvich y del «Gobierno provisional» de Kiev; quería ver yo, si pasara en Berlín lo mismo que en el Maidán, si hablaban del «régimen» de Merkel y llamaban de la misma manera al grupo de manifestantes que hubiera tomado el Reichstag. Alguno me dirá que en esos grandes medios también trabajan periodistas, incluso los que yo seguía; valga como respuesta lo que el propio Marquina dijo a Efe, con negrita mía:
¿Por qué periodistas? Porque me consta que, de los que están ahí, ninguno miente. Cuentan lo que ven, luego a veces los medios pueden tergiversar, pero ellos son gente de la que me fío, que me merecen todo el respeto porque han arriesgado su vida.
Espero que os guste el documental.


Algunos nombres que quizá pillen a alguno desorientado:

Yanukóvich: antiguo presidente, derrocado.
Partido de las Regiones: el de Yanukóvich.
Berkut: unidad especial de la policía ucraniana, disuelta 2 días después de que escapara Yanukóvich.
Rada: parlamento ucraniano.
Guardia Nacional: cuerpo militar creado porque, según la Constitución ucraniana, el ejército no puede disparar contra ciudadanos ucranianos.
Donbass: llanura del río Don, que tiene una parte en Ucrania y es justamente donde están las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk.
Novorossia o Nueva Rusia: nombre histórico de la parte sureste de Ucrania.
Hasta la vista, separatista: temazo que ojalá fuera canción del verano.

Monday, November 7, 2016

Testimonios de la revolución húngara de 1956

El pasado día 23 de octubre fue el 60.º aniversario del inicio de la revolución popular que se inició en Budapest contra la influencia de la Unión Soviética en la política de Hungría, país que se suponía independiente y soberano pero en la práctica estaba sujeto a los intereses de Moscú. El martes 23 de octubre de 1956, las calles de Budapest se llenaron de manifestantes, tiraron la estatua de Stalin, esa misma noche entraron los tanques rusos, se les fue todo a todos de las manos y dos semanas más tarde había muerto un montón de gente, se habían roto cantidá de edificios, pero las leyes se quedaron como estaban. Viene todo muy bien contado en la Wikipedia.

De Sztálin sólo quedaron las botas.
Foto: Gyula Nagy, Fortepan.hu

Con motivo de este aniversario, la ciudad estuvo todo el año empapelada de carteles enormes sobre el tema, y durante un mes se hicieron montones de actividades relacionadas con la revolución. Una de esas actividades fue un congreso de un día, el 11 de octubre, organizado por el Danube Insitute y realizado en inglés. Como por aquí no se hacen muchos congresos sobre temas históricos en idiomas que yo entienda, no quise dejar pasar la oportunidad. Al final, debido a que la noche anterior no había dormido más que tres o cuatro horas, me perdí la mayor parte del congreso (cuando se te cae la cabeza, eres incapaz de mantener los ojos abiertos y no sigues el hilo de absolutamente nada, tienes que admitir tu derrota y pirarte a casa), pero por suerte me mantuve perfectamente despierto en la parte que más me interesaba: la de los testimonios de dos señores, Gyula Várallyay (79 años) y János Horváth (95), que participaron directamente en la revolución. Tanto me gustaron sus intervenciones que tomé notas para poder hacer un resumen aquí.

Cartel de la plaza Blaha Lujza. Foto sacada de aquí.

Várallyay empezó su relato listando tres puntos que considera de gran importancia: uno, que los estudiantes desempeñaron un papel primordial en la revolución; dos, que en esa época los universitarios gozaban de gran prestigio; y tres, que aunque la hubieran iniciado estudiantes, hubo una gran solidaridad para con ellos por parte de otra gente que, o bien se unió, o les ayudaron de alguna manera.

La manifestación con la que se inició todo el embrollo se gestó el día 22 en la Universidad Técnica de Budapest, en una reunión que empezó al principio de la tarde y se alargó hasta la medianoche y durante la cual se redactó una serie de exigencias en 16 puntos. Várallyay era uno de los aproximadamente 2.000 participantes, y cuenta que allí fue donde alguien preguntó en voz alta por qué rayos había tropas rusas en suelo húngaro, tras lo cual se gritó por primera vez lo que se convertiría en la principal consigna: ruszkik haza (ruskis a casa). Buena parte de estos estudiantes vivían en la residencia universitaria de la cercana avenida Béla Bartók, donde sucedió una escena curiosa. Corría el rumor de que a la estación de Kelenföld, ubicada a las afueras al oeste de la ciudad, estaba llegando ayuda desde Austria. Ni cortos ni perezosos, los estudiantes pararon un camión que pasaba por delante de la residencia y le dijeron al conductor: mira, necesitamos que nos lleves a Kelenföld a por unas cosas. Les respondió: vale, pero se me está acabando la gasolina. Entonces fueron a un lugar cercano a pedir gasolina, donde se la dieron y les desearon suerte. Más adelante se enteraron de que eso era un centro de inteligencia militar. (Sí, como estarás pensando, la purga que hubo en los meses siguientes en el ejército fue muy divertida también.)

Nótese la sombra del objeto arrancado.
Foto: Gyula Nagy / Fortepan.hu


Horváth, que entonces ya tenía 35 años y había vivido los convulsos años 30 y 40, contaba que había estado en la cárcel unos años antes, donde había conocido, entre otros, a gente de la Cruz Flechada, el partido nacionalsocialista húngaro. Ese 23 de octubre, hacia la tarde, cuando ya una gran riada de gente se dirigía hacia el Parlamento y los viejos, emocionados, los saludaban desde las aceras agitando un pañuelo, vio a varios de esos cruces flechadas, que iban a su bola en otra dirección. Habló con ellos, les preguntó por qué no se unían, y dijeron: «eso es cosa de comunistas, no nos interesa». Efectivamente, es importante subrayar que el líder político al que aclamaban los manifestantes, Imre Nagy, era comunista; reformista, sí, pero leal al partido en todo momento. Con todo, Horváth recordó un instante que le emocionó, que fue cuando, ya reunida la masa detrás del Parlamento, Nagy comenzó su discurso, no con el clásico «camaradas proletarios», sino con un Magyar testvérek!, «¡Hermanos húngaros!».

En los días siguientes ya no hubo manifestantes de paseo ni tranquilos discursos, sino tanques y cócteles molotov y pumpún y aaaaa. Sin embargo, siendo este un país cuya población no tiene en general más escrúpulos que la española, llama la atención que no hubiera saqueos. Había escaparates rotos por doquier, había cajas abiertas en las que se recogía dinero para la revolución, y ni entraban a robar a las tiendas ni se vaciaban esas cajas si no era para gastar el dinero en quello para lo que estaba pensado. Algunos no perdieron el humor: contaba Várallyay que en un momento dado andaba por una calle un tanque que disparó, y alguien gritó: «¡Eh, no disparéis! ¡Que hay gente!». Otra cosa que señaló el mismo testigo fue que incluso los házmester, que no me queda muy claro si son conserjes o porteros o ambas cosas, se pusieron del lado de los manifestantes. Los conserjes en general tenían fama de arrimarse al sol que más calienta, que a finales de la guerra eran los más fascistas y después los más comunistas, y le sorprendió que alguno de ellos, a verlos pasar, les abriera la puerta y les dijera: eh, chavales, meteos aquí si queréis refugiaros. Por lo visto, hasta los policías azules apoyaron a los revolucionarios; no sé qué narices eran los policías azules, pero el señor lo mencionó como algo sorprendente, así que debía de serlo.

La «Caja de comunidad» del Monopoly.
Foto: István Papp / Fortepan.hu

Por último, es interesante señalar algo que Horváth recalcó bastante. En esos días corrían rumores de que, si los revolucionaros aguantaban un par de semanas, vendrían los yanquis, o los occidentales, o qué sé yo quién, a ayudarles en su lucha. Sin embargo, sólo fueron eso: rumores, aunque mucha gente se los tomara en serio y se siga mencionando sesenta años más tarde. Según él, nunca hubo ninguna declaración oficial por parte de países occidentales que afirmara que fueran a mandar ayuda, y es exactamente lo que sucedió. El 4 de noviembre, tras unos días de relativa tranquilidad, Moscú mandó volver a meter los tanques y atacar sin contemplaciones. Seis días más tarde se rendían los últimos revolucionarios.

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En cuanto a mí, el día del congreso comí gratis, porque daban, y me llevé también varias revistas de temas históricos y políticos que tenían para coger. O sea que ni tan mal. Quizá habría sido interesante haber escuchado más ponencias, pero tengo que decir en mi descargo que todas en las que estuve presente, que fueron como el 70% (otra cosa es que estuviera despierto), y a excepción de las de estos dos señores, eran leídas; y una ponencia leída se me hace muy difícil de seguir, ya sea sobre Moonsorrow. Ahora acabo de pasar todo el domingo metido en casa escribiendo esta entrada y buscando fotos y demás —por eso publico con tan poca frecuencia— y voy a aprovechar para dejar enlaces a un par de sitios molones que encontré:

- Las ubicaciones de las fotos más famosas, en 1956 y ahora. Dieciocho.
- Fotos de la revolución de Gyula Nagy. Quinientas cincuenta y una. Tanques rotos, casas rotas, estatuas rotas y colocadas en posturas graciosas. El enlace te lleva a la primera.

Wednesday, September 10, 2014

Los tóts eslavos y Hungría antes de Hungría

El sur de Eslovaquia está lleno de húngaros. La razón es sencilla: hace cien años, la práctica totalidad de lo que hoy es Eslovaquia era parte del reino de Hungría, que a su vez era parte del Imperio austro-húngaro. Al terminar la Primera Guerra Mundial, dicho imperio se partió en cachitos, la extensión de Hungría quedó reducida a un tercio de lo que era y un montón de gente quedó fuera de las fronteras de su país.

Hoy en día, la lengua húngara tiene un término peyorativo para referirse a los eslovacos: tót, pronunciado con o larga. Yo mismo la oí en varias ocasiones, e incluso la usé alguna que otra vez antes de saber que era peyorativo, hasta que Vica (una de estas húngaras de Eslovaquia) me riñó y me dijo que no dijera eso, que estaba feo.

Me acordé de todo esto el sábado pasado leyendo un libro en el que me volví a tropezar con este vocablo, el cual, por lo que pude ver, viene de muy antiguo.

Territorio lombardo en 526. Se muestran las fronteras actuales,
con Eslovaquia en el centro. Fuente: Wikipedia.

Resulta que las tribus que conformarían lo que hoy llamamos pueblo húngaro no llegaron a Europa Central hasta el último lustro del siglo IX. Antes de eso estuvieron allí varios pueblos, que citados en orden de llegada serían: escitas, ilirios (también llamados panones), tracios, celtas, hasta que llegaron los romanos con su gran imperio. En las dos provincias romanas que allí había, Panonia y Dacia, los vecinos germánicos daban la vara non-stop, y consiguieron penetrar ya a mediados del siglo III; en el siglo V vinieron hunos y ávaros, se los cargaron a todos, germánicos y romanos, pero luego cayeron los hunos también, y hasta principios-mediados del siglo VI, la zona estuvo poblada por pueblos germánicos, a saber: hérulos, ostrogodos, lombardos y gépidos, que se invadían y expulsaban unos a otros constantemente.

Os cuento todo este rollo para contextualizar el parrafito que traduzco a continuación:

Los trescientos años de presencia germánica en la cuenca de los Cárpatos no dejaron ningún vestigio. Posiblemente la única excepción sea la palabra «teut», que usaban para referirse a sí mismos, y que posteriormente los conquistadores húngaros utilizaron en la forma «tót» para llamar a la población eslava que encontraron en la llanura.

Ya que empecé la historia, voy a contar el resto, que todo es bonito. En el mapa de arriba podéis ver que en 526 dominaban los lombardos y los gépidos. Poco después, los lombardos se aliaron con los ávaros, machacaron definitivamente a los gépidos y luego se piraron a Italia a fundar Lombardía, lo que permitió a los ávaros quedarse de amos y señores del territorio y abrirles la puerta a sus aliados eslavos, quienes poblaron las zonas montañosas. Los ávaros, por cierto, que eran un pueblo túrquico, introdujeron el estribo, invento turco, en Europa; que puede parecer una chorrada, pero fue un avance tecnológico de la leche porque al parecer facilitaba mucho el guerrear a caballo. Consiguieron incluso que Bizancio les pagara tributos. Pero llegó un momento en que los impuestos eran tan altos que hubo rebeliones; el Estado ávaro empezó a perder poder, fue viniendo gente de fuera, y un buen día Carlomagno decidió cargárselos y anexionar Panonia a su reino franco. La zona de Transilvania la conquistaron los búlgaros, la esquina noroeste pasó a formar parte de Moravia (a caballo entre las actuales Chequia y Eslovaquia), y a principios del siglo IX toda la llanura del medio quedó despoblada, hasta que llegaron las siete tribus magiares (húngaras) en el año 896. Pero eso, amigos, es otra historia, y debe ser contada en otro lugar.

Por cierto, una última curiosidad: de teut también vienen el término teutón y el nombre actual de Alemania en alemán: Deutschland.

_______
Fuente: MAKKAI, László: "Hungary before the Hungarian Conquest", en SUGAR, Peter (coord.): A History of Hungary, Indiana University Press, Bloomington e Indianapolis, 1990.

Sunday, August 10, 2014

Budapest: Estatua de la Libertad featuring soldadito

Hace poco publiqué una entrada con todas las estatuas del Memento Park. Una de ellas es un soldado que enarbola una bandera y que se hallaba emplazado en el mismo pedestal que la estatua de la Libertad, en un saliente que en la actualidad no tiene nada encima. Cuando busqué una foto antigua no la encontré, y hoy, por pura casualidad, me acabo de encontrar con una. Para quien no esté al tanto: este monumento se erigió en homenaje al Ejército Rojo por la liberación de Hungría (no voy a entrar en polémicas, esa el la versión oficial) y la estatua desaparecida representa a un soldado soviético; desconozco si es alguien en concreto, pero creo que no. Cuando cayó el comunismo, quitaron al señor de ahí y a la señora de arriba le pusieron un velo blanco durante unos días para «purificarla» y despojarla de su significado político. Aquí está la foto:

Fuente: retronom.hu
Nótese además que tenía una estrella roja, que también arrancaron, por supuesto. Esta es la pinta que tiene hoy en día, ¿os acordáis?:


En la foto actual da impresión de ser más grande, ¿verdad?

En la misma web encontré dos fotos del Lánchíd, o puente de las Cadenas, destruido en una y en reconstrucción en otra. No tienen nada que ver con lo de la estatua, pero me molan y las añado.


Saturday, June 28, 2014

La Primera Pelea Tabernal


Hoy hace cien años que se empezaron a desencadenar los acontecimientos que provocarían, un mes después, el inicio de la Primera Guerra Mundial. Imagino que estaréis al tanto por telediarios y demás, que le están dando mucho bombo al asunto. La mochila y yo nos reunimos recientemente en una cumbre en la que decidimos que nada sería mejor para conmemorar tan histórica fecha que la traducción de una parodia, titulada orginalmente If WWI Were a Bar Fight. (En ese enlace también encontraréis una descripción muy graciosa de la situación de Hungría treinta años más tarde.) Esta parodia lleva varios años rulando por internet. Si nos ponemos estrictos, hay puntos que se pueden discutir bastante, pero bueno, es por las risas nada más. Ustedes lo disfruten.

Si la Primera Guerra Mundial fuera una pelea en un bar


Alemania, Austria e Italia están tomando unas cañas en un bar cuando Serbia tropieza con Austria y le tira la cerveza. Austria le exige a Serbia que le compre un traje nuevo porque tiene salpicaduras en una pernera del pantalón. Alemania expresa su acuerdo con el punto de vista de Austria. El Reino Unido pide un poco de calma.

Serbia alega que no puede comprar un traje completo, pero se ofrece a pagarle el lavado del pantalón. Rusia y Serbia miran a Austria. Austria le pregunta a Serbia qué está mirando. Rusia le recomienda a Austria que deje en paz a su hermano pequeño. Austria le pregunta a Rusia cuántos más, aparte de ella misma, le van a obligar. Alemania le indica al Reino Unido que Francia la está mirando, lo cual es bastante inaceptable como para que el Reino Unido se abstenga de intervenir. El Reino Unido le responde que Francia puede mirar a quien le venga en gana, que él la está mirando también, y que qué pretende hacer al respecto.

Alemania le dice a Rusia que deje de mirar a Austria, o Alemania se encargará de que deje de hacerlo. El Reino Unido y Francia le preguntan a Alemania si está mirando a Bélgica. Turquía y Alemania se van a una esquina y se ponen a cuchichear.

Cuando vuelven, Turquía hace gestos exagerados de no estar mirando a nadie. Alemania se remanga, mira a Francia y le da un puñetazo a Bélgica. Francia y el Reino Unido le dan otro a Alemania. Austria le pega a Rusia. Alemania pega a Francia y al Reino Unido con una mano y a Rusia con la otra. Rusia lanza el puño contra Alemania, pero falla y pierde el equilibrio. Japón grita desde la otra punta del bar que está de parte del Reino Unido, pero no se mueve de su sitio. Italia sorprende a todos pegándole a Austria.

Australia le mete a Turquía y le devuelven el golpe. No hay malos rollos porque fue el Reino Unido quien mandó a Australia que lo hiciera. Francia sale volando por la ventana, pero se pone de pie y vuelve a entrar para seguir peleando. Rusia sale volando por otra ventana, queda K.O., sufre daños cerebrales y se despierta con una personalidad completamente cambiada. Italia va a pegarle a Austria y falla, pero Austria se cae igual.

Italia levanta los brazos y se pone a correr en círculos cantando victoria. Mientras Francia y el Reino Unido le meten de leches a Alemania, Estados Unidos espera a que Alemania esté a punto de caer, luego se acerca, le pega en la cabeza con un taburete y empieza a jactarse de haber ganado la pelea él solo. A estas alturas, todas las sillas están destrozadas y el espejo de la pared está hecho añicos. El Reino Unido, Francia y Estados Unidos convienen en que, dado que Alemania pegó el primer puñetazo, la culpa de todo la tiene ella. Mientras Alemania está inconsciente en el suelo, le vacían los bolsillos, le roban la cartera e invitan a beber a todos sus colegas.