Wednesday, August 13, 2014

Back in Centroeuropa 2014 (I)

El palacio de Buda (el Palota para los amigos), desde el río

Son las 9:54 del día 30 de julio de 2014 y escribo esto en un tren que me leva, me leva de Budapest a Bratislava. ¿Se puede ser más feliz? Lo que en esta entrada refiero es más que nada un compte-rendu, o an account, o como rayos se diga en castellano, de mis viajes desde que salí de casa el día 22 hasta hoy, sin entrar en grandes análisis o anécdotas. O a lo mejor en alguno sí. Como voy a meter muchas referencias culturales que quizá no conozcáis (como tampoco las conocía yo antes de llegar a esos sitios), al final de esta entrada adjunto un glosario.

El martes 22, como digo, salí de casa con la sonrisa puesta y los ojos aún somnolientos para coger el tren a Madrid de las 8:15. Dormí un rato, leí otro rato, y a las 14:40 llegué a Chamartín, donde no tardó en reunirse Enzo conmigo. Fuimos a comer a un sitio cutrísimo, hablamos un rato de nuestras cosas y poco más tarde nos despedimos porque él tenía que hacer nosequé, así que yo me cogí el cercanías hasta Barajas (perdón: Aeropuerto Internacional Adolfo Suárez). Espera, facturación, embarque, despegue, oídos taponados, húngaro por los altavoces, ciruelas de merienda, y a las doce de la noche estaba una vez más en el aeropuerto Liszt Ferenc, desta volta con mi amiga Essi, a la que quizá recordéis. Llegamos a casa, cenamos y estuvimos de cháchara hasta las cuatro o cinco de la mañana poniendo música de Mike Patton y contándonos nuestras penas. Al día siguiente, tras levantarnos a las tantas y desayunar a la hora de comer, salimos a pasear. Lo de levantarse tarde puede parecer un derroche de tiempo, y disculpad la aparente chulería, pero estuve en Budapest las veces suficientes como para que me dé igual. Fue un paseo turístico sin originalidad ninguna, pero ¿quién se cansa de ver Andrássy út, Szabadság tér, el Parlamento o el Lánchíd aunque sea mil veces? El Parlamento estaba esta vez más limpio que nunca y, creo que por primera vez en mis muchas visitas, sin andamios en ninguna de sus partes. La plaza de detrás está completamente renovada, ahora te puedes acercar más, y la gran novedad es que ahora se puede caminar por delante del edificio, entre éste y el río, zona que antes estaba limitada al tráfico rodado. Hacía solete y estaba precioso todo. Comimos un kebab en plato, que ya lo echaba un poquito de menos, y para redondear la tarde, Essi me invitó a un té con gominolas que hacen en un sitio llamado Bubble Tea. Parece que es un concepto que se está poniendo de moda por allí; días más tarde encontré otro similar en Bratislava.


Ez a tea gominolaval!
 (Si no ves el resto de la entrada, pincha en "Read more".)



Por suerte, el apartamento de mi anfitriona está cerca de la estación de Keleti, así que tuvimos tiempo de pasar por allí y reorganizar mis cosas (metí lo justo e imprescindible en la mochila y dejé la maleta, el portátil y todo lo demás en su casa) antes de dirigírmonos a dicha estación para yo coger el tren nocturno a Belgrado, tren en el que mis compañeros de compartimento serían un grafitero polaco cuarentón que iba a grafitear a Montenegro y una parejita de londinenses que se dirigían a Estambul. Llegamos a la glavna stanica a las seis y media de la mañana del jueves 24. Al salir, como les había dicho que ya había visitado la ciudad anteriormente, los British me preguntaron si sabía llegar al lago; no sabía de qué me hablaban, pero cuando llegó Jasmina a buscarme se lo explicó, y a falta de un plan mejor, fuimos los cuatro a Ada Ciganlija, que es como se llama ese laguito. La verdad es que sí había estado una vez, concretamente en octubre de 2009, cuando fui con mi prima Julia; pero ese día estaba nublado, mientras que esta vez hacía sol y molaba más. Los ingleses se tumbaron a chupar rayos UVA, así que nos despedimos de ellos y nos fuimos a dar un paseo rodeando el lago. Aunque nos llevó un buen rato, creo que no eran ni las diez de la mañana, largo tiempo sentados desayunando incluido, cuando lo terminamos y nos volvimos a la zona de la estación a comprar billetes para Sarajevo. A continuación fuimos a Pančevo, que es donde vive ella. Comimos pica burek con su novio Nikola y su amiga Jelena, que también son amigos míos de previas visitas (con Jelena casi pasé más tiempo que con Jasmina). Luego Jasmina tuvo que ir a casa de su abuela, así que Jelena me llevó de paseo hasta un parque muy bucólico and back, featuring parada a tomar un batido de plazma. Parada de autobús, reunión con Jasmina, nos despedimos de Jelena y vamos a Belgrado. En Skadarlija me separo de nuevo de Jasmina, que tiene cosas que hacer, y me voy a dar un paseo por ahí. Kniaz Mihailova, Kalemegdan, mil fotos aprovechando las nubes y un repentino arrebato artístico, regateo y posterior adquisición de tres discos de Pink Floyd (Piper, Saucerful, Animals) en un puesto callejero, Trg Republika, Jasmina de nuevo, nos dirigimos a la estación de autobuses.

Llegados a este punto tengo que detallar la evolución de mis planes, porque tengo más suerte que un mono. El plan original era: Llegar a Belgrado a las 6:30. Pasar la mañana con Jasmina y whoever else fuese. Coger el autobús a Sarajevo a las 16:00. Llegar a la capital bosnia a las 23:00 o cosa así. Pasar allí la noche. Y el viernes. Y otra noche. Y el sábado. Y una noche más. A las 6:00 del domingo, coger el autobús back to Belgrado. Llegar a las 14:00 o cuando fuese, pasar la tarde otra vez con Jasmina y quien se terciara y, a las 22:30, tren a Budapest. Este plan suponía muchas horas de viaje diurno y muy poco aprovechamiento.

Kalemegdan, la fortaleza belgradense

Cuando aún estaba en España, estuve buscando en Couchsurfing y movilizando contactos para pasar esas noches en Sarajevo. No conseguí nada, y una chavala, amiga de un amigo, que seica vivió allí varios años me dijo que no se me ocurriera ir solo. Que había intentado encontrarme a alguien, pero como era Ramadán, todos sus amigos estaban de viaje o con invitados en casa. Y que lo de ir solo ni pensarlo, que a ella no le afecta pero como soy amigo de su amigo se siente obligada a advertirme, y que por favor por favor. Todo esto, claro está, me dio algo de miedo. Se lo conté a Jasmina y me respondió que le sorprendía oír eso, pero que en cualquier caso tenía mil planes para mí en Serbia: cumpleaños de Nikola, visita a Novi Sad, ver al resto de amigos y tal y cual. Por muy bien que suene todo eso, me sentía un poco desanimado, porque Sarajevo iba a ser el único lugar completamente nuevo que vería este verano (en el resto, Belgrado/Vojvodina, Budapest, Viena y Bratislava/oeste de Eslovaquia, ya estuve), y además, you know, es el centenario del atentado y esas cosas históricas siglovéinticas me molan mil, y el año que viene ya no será centenario, etcétera.

¡Pero!

Hete aquí que, además de la empresa pública, hay otras agencias con autobuses a Sarajevo, y encontramos una que ofrecía viajes nocturnos. No cabía en mí de gozo: llegaría por la mañana, me pasaría el día allí y estaría de vuelta a la mañana siguiente. Siempre digo que viajar de noche (si no eres quien conduce) es la mejor manera, es teletransporte: cierras los ojos en un país, los abres en otro y ya tienes todo el día por delante otra vez. Yo ya era feliz, y para redondear el plan, cuando ya tenía comprado el billete y demás, Jasmina decidió venirse conmigo. O sea: que un plan largo y cansado, en el borde entre valer la pena y no, se convirtió en el más deseable. Estaría acompañado sin ser multitud, la compañía sería magnífica, y además sabe bosnio y se sabe brujulear. Perfecto.

Pues eso fue lo que hicimos. En el autobús dormí fatal, en Sarajevo vi todo lo que quería ver y saqué todas las fotos que quería sacar, mil cosas turcas, mezquitas a punta pala, lovely contraste otomano/austríaco, museo de arte, museo del atentado, esquina del ídem, imitación de la ruta del archiduque antes de su muerte. Supongo que a esta parte de la visita le dedicaré una entrada completa, porque tengo muchas fotos y un vídeo. En el autobús de vuelta dormí un poco mejor pero poco, y por la mañanita ya estábamos back in Beograd. Cogimos otro autobús a Pančevo a las 6:40 y
El centro de Novi Sad
al llegar nos metimos en la cama directamente, pues ambos llevábamos tres noches durmiendo poco y mal. La tarde la pasamos haciendo pasteles y ensaladas para la fiesta de cumpleaños de Nikola. Yo tenía un bol grande en las piernas y un cucharón en la mano, y me pasé una hora o dos dándole vueltas a lo que Jasmina echaba dentro. Soy un cocinero of the milk. La fiesta fue tranquila. Me reencontré con Maja, quien, como los otros, me preguntó por Julia y Julián, mis acompañantes en previas visitas (necesito conocer a una Juliana para la próxima). Al día siguiente nos levantamos a una hora prudente y cogimos el tren Jasmina, Nikola, Jelena y yo a Novi Sad, donde pasamos el día. Poco antes de caer la noche, ellas dos se tuvieron que volver a Belgrado; yo me quedé con Nikola, que vive allí, hasta que llegó la hora de coger el tren nocturno a Budapest (por suerte, el tren para en esa ciudad, lo cual me cundió enormemente).

En ese tren dormí poco porque pasé horas de cháchara con dos polacos y dos alemanes. La alemana era una señora de 75 años con el espíritu de una de 25 que había pasado 26 años en Costa de Marfil y no sé cuánto tiempo también en Macedonia y Bulgaria y los Balcanes en general; de ella obtuve la enseñanza filosófica de este viaje: “It takes 21 years to grow up and 21 more to get rid of all the bullshit and misconceptions you may have, so life starts at 42”. Hacen falta 21 años para madurar y otros 21 para deshacerse de todas las tonterías e ideas erróneas que puedas tener, así que la vida realmente empieza a los 42.

Jasmina y la fuente Sebilj de la plaza de Baščaršija, en Sarajevo
A las seis de la mañana, la fiel, leal, valerosa y siempre benéfica Essi estaba esperándome en Keleti. Como ambos habíamos dormido poco, fuimos a casa a dormir un rato más. Tras levantarnos y desayunar, fuimos a la basílica de San Esteban y subimos a lo alto a ver Budapest desde arriba. A continuación fuimos a comer sopa y bocata, luego me enseñó la facultad donde estudia, que por dentro es una chulada, y más tarde nos encontramos con dos amigos suyos, Andrea y Balász, con quienes cogimos unas bicicletas de esas públicas y nos fuimos a pedalear a la isla Margarita, previo crucerito por el Danubio en barco, desde un poco antes del Lánchíd hasta dicha isla. Maravilla maravillosa hasta el infinito. Todo ello, cubiertos por un cielo espectacular que me permitió hacer fotos como la que abre esta entrada.

Ya llegamos a Bratislava, así que: continuará.


GLOSARIO
(Recomiendo también una visita a Google Imágenes)

Andrássy út: una avenida de Budapest que da gloria verla.
Szabadság tér: plaza de la Libertad, una plaza cercana al Parlamento que tiene un monumento soviético y jardincitos y cosas que da gloria ver.
Parlamento de Hungría: edificio que sale en todas las postales porque da gloria verlo.
Lánchíd: puente de las Cadenas en castellano, un puente y un lugar que da gloria ver.
Keleti pályaudvár: estación del Este, la más importante de Budapest y de la que salen la mayoría de trenes internacionales.
Glavna stanica: "estación principal" en serbio y otros idiomas próximos.
Pica burek: escrito a veces pizza burek. Burek es una comida grasienta típica de los Balcanes, y el pizza burek es una variación a la que se le añaden ingredientes de pizza. Se parece a una empanada, realmente.
Plazma: marca de galletas extremadamente popular en Serbia, aunque en realidad son simples del todo, saben como nuestras María. Además de la forma estándar, se venden trituradas en saquitos para hacer tartas o batidos que se encuentran fácilmente en muchos bares. Sí, a mí lo de batido de plazma también me hace pensar en sangre.
Skadarlija: También llamada Skadarska ulica. Calle bohemia de Belgrado, llena de flores, cosas artísticas y bares bonitos.
Kniaz Mihailova: calle peatonal y comercial del centro de Belgrado.
Kalemegdan: fortaleza de Belgrado, emplazada sobre la unión de los ríos Sava y Danubio.
Trg Republika: plaza localizada al principio de la calle Kniaz Mihailova.
Novi Sad: capital de Vojvodina, región septentrional de Serbia, que en su momento perteneció al reino de Hungría.

4 comments:

  1. Qué guay todo! Me entran ganas de viajar a la zona :)
    Un abrazo.

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  2. Abel! El bubble tea me temo que también ha llegado a España, al menos a la capital del reino. Si te gusta puedes pedirle a tu amigo el aeronáutico que te lleve allí en lugar de comer en el sitio cutre ;)

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  3. Ah! no me puedo creer que hayas cogido la bici!!! BIEN!!!

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  4. Sí, desde entonces ya vi más Bubble Teas de esos, basta ver uno por primera vez para que de repente todo parezca lleno de ellos. :D

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