Wednesday, September 10, 2014

Los tóts eslavos y Hungría antes de Hungría

El sur de Eslovaquia está lleno de húngaros. La razón es sencilla: hace cien años, la práctica totalidad de lo que hoy es Eslovaquia era parte del reino de Hungría, que a su vez era parte del Imperio austro-húngaro. Al terminar la Primera Guerra Mundial, dicho imperio se partió en cachitos, la extensión de Hungría quedó reducida a un tercio de lo que era y un montón de gente quedó fuera de las fronteras de su país.

Hoy en día, la lengua húngara tiene un término peyorativo para referirse a los eslovacos: tót, pronunciado con o larga. Yo mismo la oí en varias ocasiones, e incluso la usé alguna que otra vez antes de saber que era peyorativo, hasta que Vica (una de estas húngaras de Eslovaquia) me riñó y me dijo que no dijera eso, que estaba feo.

Me acordé de todo esto el sábado pasado leyendo un libro en el que me volví a tropezar con este vocablo, el cual, por lo que pude ver, viene de muy antiguo.

Territorio lombardo en 526. Se muestran las fronteras actuales,
con Eslovaquia en el centro. Fuente: Wikipedia.

Resulta que las tribus que conformarían lo que hoy llamamos pueblo húngaro no llegaron a Europa Central hasta el último lustro del siglo IX. Antes de eso estuvieron allí varios pueblos, que citados en orden de llegada serían: escitas, ilirios (también llamados panones), tracios, celtas, hasta que llegaron los romanos con su gran imperio. En las dos provincias romanas que allí había, Panonia y Dacia, los vecinos germánicos daban la vara non-stop, y consiguieron penetrar ya a mediados del siglo III; en el siglo V vinieron hunos y ávaros, se los cargaron a todos, germánicos y romanos, pero luego cayeron los hunos también, y hasta principios-mediados del siglo VI, la zona estuvo poblada por pueblos germánicos, a saber: hérulos, ostrogodos, lombardos y gépidos, que se invadían y expulsaban unos a otros constantemente.

Os cuento todo este rollo para contextualizar el parrafito que traduzco a continuación:

Los trescientos años de presencia germánica en la cuenca de los Cárpatos no dejaron ningún vestigio. Posiblemente la única excepción sea la palabra «teut», que usaban para referirse a sí mismos, y que posteriormente los conquistadores húngaros utilizaron en la forma «tót» para llamar a la población eslava que encontraron en la llanura.

Ya que empecé la historia, voy a contar el resto, que todo es bonito. En el mapa de arriba podéis ver que en 526 dominaban los lombardos y los gépidos. Poco después, los lombardos se aliaron con los ávaros, machacaron definitivamente a los gépidos y luego se piraron a Italia a fundar Lombardía, lo que permitió a los ávaros quedarse de amos y señores del territorio y abrirles la puerta a sus aliados eslavos, quienes poblaron las zonas montañosas. Los ávaros, por cierto, que eran un pueblo túrquico, introdujeron el estribo, invento turco, en Europa; que puede parecer una chorrada, pero fue un avance tecnológico de la leche porque al parecer facilitaba mucho el guerrear a caballo. Consiguieron incluso que Bizancio les pagara tributos. Pero llegó un momento en que los impuestos eran tan altos que hubo rebeliones; el Estado ávaro empezó a perder poder, fue viniendo gente de fuera, y un buen día Carlomagno decidió cargárselos y anexionar Panonia a su reino franco. La zona de Transilvania la conquistaron los búlgaros, la esquina noroeste pasó a formar parte de Moravia (a caballo entre las actuales Chequia y Eslovaquia), y a principios del siglo IX toda la llanura del medio quedó despoblada, hasta que llegaron las siete tribus magiares (húngaras) en el año 896. Pero eso, amigos, es otra historia, y debe ser contada en otro lugar.

Por cierto, una última curiosidad: de teut también vienen el término teutón y el nombre actual de Alemania en alemán: Deutschland.

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Fuente: MAKKAI, László: "Hungary before the Hungarian Conquest", en SUGAR, Peter (coord.): A History of Hungary, Indiana University Press, Bloomington e Indianapolis, 1990.

Thursday, September 4, 2014

Back in Centroeuropa 2014 (II)

Mi súper calendario de disponibilidades


No te pierdas la primera parte. Esta segunda también tiene glosario al final.

Vuelvo a estar en un tren, esta vez de Trnava a Bratislava, y son las 12:20 del 3 de agosto. Nos quedamos en la isla Margarita. Después de eso no recuerdo qué hicimos, pero probablemente nada.
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Hola de nuevo. Como veis, el otro día no escribí una mierda, porque el viaje fue más corto de lo que esperaba. Ahora estoy en el tren contrario al primer día que escribí, c’est-à-dire, Bratislava-Budapest. Pero no adelantemos acontecimientos.

Así que seguimos en la isla Margarita. Además de bicicletear, estuvimos un rato viendo la fuente luminoso-musical que allí hay. Cuando nos fuimos de la isla ya volvimos a casa y no hicimos nada más. A la mañana siguiente decidimos dar un paseíto por Városliget, el parque municipal, que queda cerca de casa de Essi y lo echaba de menos; ella a mitad de paseo se tuvo que ir, y en el rato que estuve solo fui a ver el museo de la locomoción emplazado en dicho parque, museo que resultó ser bastante más grande de lo que me esperaba, a consecuencia de lo cual tuve que verlo a fume de carozo, y... Vale, confieso que esa no es toda la verdad. Como siempre que entro en un museo, me tiré dos años en los primeros cinco metros y luego sí que tuve que andar a correr. Ayudó a evitar la tentación de demorarme más el hecho de que casi todo está escrito solamente en húngaro. Más tarde me dirigí a Kodály körönd, me reuní con mi compañera de budapésticas fatigas y tiramos hacia la zona de Deák para comer y, posteriormente, reunirnos de nuevo con Andrea y Balázs.

A ver si encuentras la mochila.

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