Recopilación de publicaciones de la página de Facebook ¡Europa del Este! correspondientes a los meses de mayo y junio.
Wednesday, July 5, 2017
Monday, May 22, 2017
Trámite burocrático en dos actos
ACTO I
Budapest, miércoles 3 de mayo de 2017, 16:30
—Buenas tardes. Vengo a por el formulario A-38.
—Lo siento, estamos cerrados.
—Pero si ahí pone que cierran a las cinco, y la puerta está abierta y usted está en la ventanilla.
—Sí, pero el servicio de formularios A-38 es hasta las cuatro solamente. ¿Tiene todos los papeles?
—Tengo.
—Excelente. Vuelva usted mañana.
—Buenas tardes. Vengo a por el formulario A-38.
—Lo siento, estamos cerrados.
—Mi reloj dice...
—Ya, bueno, faltan cinco minutillos, pero vamos, que estamos cerrados. Vuelva la semana que viene.
—Mire. He venido corriendo, puede ver que vengo jadeando y sudando. Por mi trabajo no puedo venir antes. La semana que viene vamos a estar en la misma.
—Ya... jo... Pues menuda. En fin, la semana que viene le atenderemos.
—Vamos a ver. Vine el miércoles a una hora a la que supuestamente estaba abierto y me mandaron para casa. Ayer no pude venir. Hoy pude venir in extremis. La semana que viene va a ser igual, le digo.
— (Suspiro.) A ver, ¿tiene todos los documentos?
—Sí, aquí están.
—¿El billete también?
—El billete también.
—Veamos pues, démelos. Ajá... Ajá... Falta el formulario de solicitud. Tenga, la semana que viene lo trae todo y lo tramitamos.
—El formulario está ahí, fíjese bien.
—Ah, sí. Ajá... Ajá... Vaya, pero falta un billete. Tenga, imprímalo y tráigalo otro día.
—Ahí está también.
—Ah, sí. Ajá................................. ¿Trae el dinero? (Tiende los papeles.)
—Sí.
—Hm. ¿En metálico? (Tiende los papeles.)
—Sí.
—Hm. ¿Veinte mil florines? (Tiende los papeles.)
—Sí.
—Hm. Veamos pues... ¿Estas son las fechas...? ¡Oh, pero si es para el día 30! El trámite del formulario A-38 dura sólo una semana, ¡hay tiempo de sobra! Es usted un ciudadano con suerte. Tenga, vuelva la semana que viene y con mucho gusto se lo tramitamos. Ojo, que lunes y martes libramos. Venga el miércoles. Aquí tiene.
—(Suspiro.) Por favor, créame. No me resulta fácil llegar antes de esta hora. Vamos a estar en la misma situación.
—(Suspiro.) A ver. Veinte mil florines, por favor.
—Tenga.
—Un momento.
—Espero, gracias.
—Aquí tiene el resguardo. Sus documentos se quedan aquí. El trámite es una semana. El lunes y el martes libramos, abrimos el miércoles, así que venga a por el formulario A-38 dentro de dos miércoles.
—Lo siento, estamos cerrados.
—Pero si ahí pone que cierran a las cinco, y la puerta está abierta y usted está en la ventanilla.
—Sí, pero el servicio de formularios A-38 es hasta las cuatro solamente. ¿Tiene todos los papeles?
—Tengo.
—Excelente. Vuelva usted mañana.
ACTO II
Budapest, viernes 5 de mayo de 2017, 15:54
—Buenas tardes. Vengo a por el formulario A-38.
—Lo siento, estamos cerrados.
—Mi reloj dice...
—Ya, bueno, faltan cinco minutillos, pero vamos, que estamos cerrados. Vuelva la semana que viene.
—Mire. He venido corriendo, puede ver que vengo jadeando y sudando. Por mi trabajo no puedo venir antes. La semana que viene vamos a estar en la misma.
—Ya... jo... Pues menuda. En fin, la semana que viene le atenderemos.
—Vamos a ver. Vine el miércoles a una hora a la que supuestamente estaba abierto y me mandaron para casa. Ayer no pude venir. Hoy pude venir in extremis. La semana que viene va a ser igual, le digo.
— (Suspiro.) A ver, ¿tiene todos los documentos?
—Sí, aquí están.
—¿El billete también?
—El billete también.
—Veamos pues, démelos. Ajá... Ajá... Falta el formulario de solicitud. Tenga, la semana que viene lo trae todo y lo tramitamos.
—El formulario está ahí, fíjese bien.
—Ah, sí. Ajá... Ajá... Vaya, pero falta un billete. Tenga, imprímalo y tráigalo otro día.
—Ahí está también.
—Ah, sí. Ajá................................. ¿Trae el dinero? (Tiende los papeles.)
—Sí.
—Hm. ¿En metálico? (Tiende los papeles.)
—Sí.
—Hm. ¿Veinte mil florines? (Tiende los papeles.)
—Sí.
—Hm. Veamos pues... ¿Estas son las fechas...? ¡Oh, pero si es para el día 30! El trámite del formulario A-38 dura sólo una semana, ¡hay tiempo de sobra! Es usted un ciudadano con suerte. Tenga, vuelva la semana que viene y con mucho gusto se lo tramitamos. Ojo, que lunes y martes libramos. Venga el miércoles. Aquí tiene.
—(Suspiro.) Por favor, créame. No me resulta fácil llegar antes de esta hora. Vamos a estar en la misma situación.
—(Suspiro.) A ver. Veinte mil florines, por favor.
—Tenga.
—Un momento.
—Espero, gracias.
—Aquí tiene el resguardo. Sus documentos se quedan aquí. El trámite es una semana. El lunes y el martes libramos, abrimos el miércoles, así que venga a por el formulario A-38 dentro de dos miércoles.
Wednesday, May 17, 2017
Documental sobre Ucrania: «El año del caos»
Cuando empezó todo el embrollo ucraniano del Maidán, sobre todo desde la huida del presidente Yanukóvich, y hasta que se empezó a estancar la subsiguiente guerra civil, es decir, desde febrero hasta junio del 2014, estuve siguiendo todas las noticias al día, a ratos incluso al minuto, de manera casi febril; y lo hice, sobre todo, siguiendo blogs y cuentas de Twitter de periodistas que se hallaban sobre el terreno. Algunos de ellos eran Alberto Sicilia (@pmarsupia, que hablaba en La Sexta), Pablo González (@pabvis, de Gara), Carlos Franganillo (@cfranganillo, en ese momento corresponsal de TVE en Moscú), Mikel Ayestaran (@mikelayestaran)... y Ricardo Marquina (@rusiasemueve), que en un momento dado empezó a contar que estaba preparando un documental. Desde entonces, de vez en cuando echaba un vistazo a ver si lo tenía terminado... y me medio olvidé bastante tiempo, hasta que, no hace mucho, volví a buscarlo y encontré que estaba en Youtube desde mediados del 2015. Yo pensaba que saldría, si no en DVD, al menos en alguna plataforma de pago, y estaba dispuestísimo a gastarme lo que costara, la verdad. Pero no: está en el Youtube, entero y en alta definición. Lo vi entonces, volví a verlo ayer con mi amigo Edwin, que era medio escéptico y le gustó mucho también, y hoy decidí compartirlo con todos buzotros.
Me hizo mucha ilusión verlo por dos razones. Una, que salen varios periodistas que conozco: los mencionados Franganillo y González, Xavier Colás (de El Mundo), Leticia Álvarez, todos ellos personas que llegué a sentir casi como viejos conocidos de vez en cuando, aunque casi nunca interactuase con ellos. Dicho así puede sonar un poco raro, pero piénsalo: ¡leí cada palabra que escribían públicamente durante meses! No sólo tuits, sino también sus artículos, blogs y vídeos. Y aprendí muchísimo con todo ello: sobre periodismo, sobre Ucrania y Rusia, sobre geopolítica, sobre propaganda y polarización de la sociedad... Por cierto, a Alberto Sicilia, que desafortunadamente no sale en el documental, me lo encontré en septiembre del 2015 en una estación de Budapest llena de refugiados y me hice una foto con él y todo, en plan fan total. Y Pablo González dio una conferencia con el fotógrafo Juan Teixeira a veinte minutos de mi casa que me perdí porque me enteré tarde (contentito quedé ese día).
La segunda razón es que es justo como me esperaba: maravillosamente neutral. Y digo que me lo esperaba porque es lo mismo que vi en ellos durante todos esos meses; cada uno tendría su opinión y de vez en cuando debatían, pero en lo referente a hechos y datos, la objetividad era impecable. En el documental, por ejemplo, sale una persona diciendo que lo de Kiev no fue un golpe de estado justo antes de otra que dice que sí se lo pareció. Sale un bombardeo de posiciones civiles, en principio de autoría dudosa, que luego se demuestra claramente que venía del ejército ucraniano, y un rato más tarde sale otro igual, en otra ciudad, pero que vino del lado prorruso. Te cuenta, mediante entrevistas a periodistas en set y a civiles a pie de calle, y exclusivamente con material grabado por el propio Marquina, cuánto hay de putinesco en la supuesta invasión y con cuánto apoyo local cuenta esa invasión. Los grandes periódicos españoles sólo se obsesionaban con Putin, y hablaban del «régimen» de Yanukóvich y del «Gobierno provisional» de Kiev; quería ver yo, si pasara en Berlín lo mismo que en el Maidán, si hablaban del «régimen» de Merkel y llamaban de la misma manera al grupo de manifestantes que hubiera tomado el Reichstag. Alguno me dirá que en esos grandes medios también trabajan periodistas, incluso los que yo seguía; valga como respuesta lo que el propio Marquina dijo a Efe, con negrita mía:
Algunos nombres que quizá pillen a alguno desorientado:
Yanukóvich: antiguo presidente, derrocado.
Partido de las Regiones: el de Yanukóvich.
Berkut: unidad especial de la policía ucraniana, disuelta 2 días después de que escapara Yanukóvich.
Rada: parlamento ucraniano.
Guardia Nacional: cuerpo militar creado porque, según la Constitución ucraniana, el ejército no puede disparar contra ciudadanos ucranianos.
Donbass: llanura del río Don, que tiene una parte en Ucrania y es justamente donde están las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk.
Novorossia o Nueva Rusia: nombre histórico de la parte sureste de Ucrania.
Hasta la vista, separatista: temazo que ojalá fuera canción del verano.
Me hizo mucha ilusión verlo por dos razones. Una, que salen varios periodistas que conozco: los mencionados Franganillo y González, Xavier Colás (de El Mundo), Leticia Álvarez, todos ellos personas que llegué a sentir casi como viejos conocidos de vez en cuando, aunque casi nunca interactuase con ellos. Dicho así puede sonar un poco raro, pero piénsalo: ¡leí cada palabra que escribían públicamente durante meses! No sólo tuits, sino también sus artículos, blogs y vídeos. Y aprendí muchísimo con todo ello: sobre periodismo, sobre Ucrania y Rusia, sobre geopolítica, sobre propaganda y polarización de la sociedad... Por cierto, a Alberto Sicilia, que desafortunadamente no sale en el documental, me lo encontré en septiembre del 2015 en una estación de Budapest llena de refugiados y me hice una foto con él y todo, en plan fan total. Y Pablo González dio una conferencia con el fotógrafo Juan Teixeira a veinte minutos de mi casa que me perdí porque me enteré tarde (contentito quedé ese día).
La segunda razón es que es justo como me esperaba: maravillosamente neutral. Y digo que me lo esperaba porque es lo mismo que vi en ellos durante todos esos meses; cada uno tendría su opinión y de vez en cuando debatían, pero en lo referente a hechos y datos, la objetividad era impecable. En el documental, por ejemplo, sale una persona diciendo que lo de Kiev no fue un golpe de estado justo antes de otra que dice que sí se lo pareció. Sale un bombardeo de posiciones civiles, en principio de autoría dudosa, que luego se demuestra claramente que venía del ejército ucraniano, y un rato más tarde sale otro igual, en otra ciudad, pero que vino del lado prorruso. Te cuenta, mediante entrevistas a periodistas en set y a civiles a pie de calle, y exclusivamente con material grabado por el propio Marquina, cuánto hay de putinesco en la supuesta invasión y con cuánto apoyo local cuenta esa invasión. Los grandes periódicos españoles sólo se obsesionaban con Putin, y hablaban del «régimen» de Yanukóvich y del «Gobierno provisional» de Kiev; quería ver yo, si pasara en Berlín lo mismo que en el Maidán, si hablaban del «régimen» de Merkel y llamaban de la misma manera al grupo de manifestantes que hubiera tomado el Reichstag. Alguno me dirá que en esos grandes medios también trabajan periodistas, incluso los que yo seguía; valga como respuesta lo que el propio Marquina dijo a Efe, con negrita mía:
¿Por qué periodistas? Porque me consta que, de los que están ahí, ninguno miente. Cuentan lo que ven, luego a veces los medios pueden tergiversar, pero ellos son gente de la que me fío, que me merecen todo el respeto porque han arriesgado su vida.Espero que os guste el documental.
Algunos nombres que quizá pillen a alguno desorientado:
Yanukóvich: antiguo presidente, derrocado.
Partido de las Regiones: el de Yanukóvich.
Berkut: unidad especial de la policía ucraniana, disuelta 2 días después de que escapara Yanukóvich.
Rada: parlamento ucraniano.
Guardia Nacional: cuerpo militar creado porque, según la Constitución ucraniana, el ejército no puede disparar contra ciudadanos ucranianos.
Donbass: llanura del río Don, que tiene una parte en Ucrania y es justamente donde están las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk.
Novorossia o Nueva Rusia: nombre histórico de la parte sureste de Ucrania.
Hasta la vista, separatista: temazo que ojalá fuera canción del verano.
Thursday, May 11, 2017
Píldoras de Europa del Este: abril 2017
Recopilación de publicaciones de la página de Facebook
¡Europa del Este! correspondientes al mes de abril.
¡Europa del Este! correspondientes al mes de abril.
Wednesday, May 10, 2017
Bogrács en Tata
Cseke-tó, 6·V·2017 |
Tanto mis compañeros de la oficina como yo vivimos en Budapest (al menos durante la semana), a excepción de una persona: Orsolya, Orsi para los amigos (y Úrsula para los clientes), que vive en un pueblo más al norte llamado Tata y que se chupa hora y media de ida y otro tanto de vuelta cada día. Muchas veces salimos de fiesta toda la panda, pero como ella siempre falta por lo lejos que vive, el mes pasado nos dijo: el 6 de mayo os venís toda la montaña a mí. Y eso es lo que hicimos este sábado.
El plan era más bien vago. Vago para los invitados, porque Orsi tuvo que comprar previamente la comida y preparar una tarta cuajonuten; pero luego simplemente pasaríamos el día en el bar con terracita, propiedad de amigos suyos, que está junto al lago Cseke, pronunciado cheque, como el del portador. La comida fue carne de ciervo preparada en bogrács. Bogrács se pronuncia «bógraach» y consiste en un caldero que cuelga de tres palos con una cadena, muy enxebre, aunque este era de diseño minimalista escandinavo y en lugar de tres palos tenía uno solo en forma de L:
Tuesday, April 4, 2017
Danubio semihelado
Era domingo y no hacía mal día, pero sí hacía frío, y en general no me apetecía nada salir. Sin embargo, como sé que el apalancamiento lleva al hastío al final del día y con el hastío al final de un domingo ya no hay nada que hacer más que comérselo con patatas, y como de vez en cuando recuerdo una frase muy de libro de autoayuda que dice que para que pasen cosas interesantes hay que salir de casa, decidí coger la cámara grande y visitar la tumba de Gül Baba, porque la vez que fui estaba en obras. Me abrigué, bajé a la calle y me metí en el tranvía. –10 ºC teníamos este día, ocho de enero. Cuando cruzamos el puente de Margarita miré distraídamente por la ventana hacia el sur, porque es una vista bonita y me gusta hacerlo, y me encontré con esta estampa:
La diferencia entre la tumba de Gül Baba y el hielo de un río centroeuropeo es que lo primero está en el mismo sitio todo el año y lo segundo no. Además, entre que iba y venía, iba a estar poniéndose el sol ya, lo que me impediría hacer fotos decentes. Tardé una parada más en hacer este complejo razonamiento, pero finalmente me bajé del tranvía y retrocedí unos metros. La posición desde el puente daba pocas posibilidades; por suerte, la isla Margarita, que da nombre al puente, está justo debajo, así que bajé a buscar otros ángulos y tirarme en el suelo en posturas graciosas y hacerme el fotógrafo en general. He aquí un extracto de las imágenes cosechadas ese día. Pínchales encima para agrandarlas.
Actualización: ahora también disponibles en el Facebook de Mochila Feliz, con un visor más cómodo.
No pude evitar acordarme del conde István Széchenyi, que en 1820 no pudo ir a funeral de su padre porque el río estaba igual que este día y tuvo que esperar una semana para poder cruzarlo, lo que le llevó a prometer que por sus condales cojones se iba a construir, bajo financiación suya, un puente permanente en Budapest: el que aún lleva su nombre, Széchenyi Lánchíd. Puente de las Cadenas en castellano. Pero nosotros seguimos en el de Margarita.
Después de todo esto seguí mi camino hasta el mausoleo del poeta otomano, para encontrarme que, un año y cuatro meses más tarde, sigue en obras y no se puede visitar. Bajé por la antiquísima calle a la que da nombre, y para terminar el paseo fui hacia el metro caminando no por la carretera que pasa junto al río, sino por la paralela, gracias a lo cual me topé con dos cosas que nunca había visto antes:
La plaza de Józef Bem, general polaco que apoyó a los húngaros en la revolución de 1848 contra los Habsburgo y lugar donde, icónica y en absoluto casualmente, empezó la de 1956 contra los soviéticos.
Y esta estatua de Tarás Shevchenko, una de las más grandes figuras de la literatura ucraniana, aunque no sé muy bien qué pinta ahí.
Resultado: Grilo uno, hastío cero.
La diferencia entre la tumba de Gül Baba y el hielo de un río centroeuropeo es que lo primero está en el mismo sitio todo el año y lo segundo no. Además, entre que iba y venía, iba a estar poniéndose el sol ya, lo que me impediría hacer fotos decentes. Tardé una parada más en hacer este complejo razonamiento, pero finalmente me bajé del tranvía y retrocedí unos metros. La posición desde el puente daba pocas posibilidades; por suerte, la isla Margarita, que da nombre al puente, está justo debajo, así que bajé a buscar otros ángulos y tirarme en el suelo en posturas graciosas y hacerme el fotógrafo en general. He aquí un extracto de las imágenes cosechadas ese día. Pínchales encima para agrandarlas.
Actualización: ahora también disponibles en el Facebook de Mochila Feliz, con un visor más cómodo.
Esta tiene pájaros, ¿los ves? |
No pude evitar acordarme del conde István Széchenyi, que en 1820 no pudo ir a funeral de su padre porque el río estaba igual que este día y tuvo que esperar una semana para poder cruzarlo, lo que le llevó a prometer que por sus condales cojones se iba a construir, bajo financiación suya, un puente permanente en Budapest: el que aún lleva su nombre, Széchenyi Lánchíd. Puente de las Cadenas en castellano. Pero nosotros seguimos en el de Margarita.
Y mi foto favorita:
Después de todo esto seguí mi camino hasta el mausoleo del poeta otomano, para encontrarme que, un año y cuatro meses más tarde, sigue en obras y no se puede visitar. Bajé por la antiquísima calle a la que da nombre, y para terminar el paseo fui hacia el metro caminando no por la carretera que pasa junto al río, sino por la paralela, gracias a lo cual me topé con dos cosas que nunca había visto antes:
La plaza de Józef Bem, general polaco que apoyó a los húngaros en la revolución de 1848 contra los Habsburgo y lugar donde, icónica y en absoluto casualmente, empezó la de 1956 contra los soviéticos.
Y esta estatua de Tarás Shevchenko, una de las más grandes figuras de la literatura ucraniana, aunque no sé muy bien qué pinta ahí.
Resultado: Grilo uno, hastío cero.
Sunday, April 2, 2017
Subscribe to:
Posts (Atom)