¡Sorpresa! ¿A que ya no os esperabais esto a estas alturas? Lo suponía. Los primeros cinco párrafos los escribí en septiembre u octubre, por ahí. El resto es de hace unos días, por lo que puede que se me olvidaran detalles, pero esto es básicamente lo que hubo. Otro día publicaré la segunda parte.
En todos los carteles pone Slavsko, pero todo el mundo lo llama Slavske. No sé por qué. Sea como sea, tras dos horas de tren antiguo pero suficientemente cómodo llegué a ese pequeño pueblo de los Cárpatos, cuyos habitantes debían de estar flipando con la manada de melenudos que aparecían en la estación. Había reservado una habitación en un hotel de cuatro estrellas, o como tal me lo vendieron, llamado Terem, por veinte euros la noche, que habrían sido diez si fuera con alguien más, puesto que la habitación era doble. Empecé a preguntar por el gotel Terem. ¿Gospedia?, me preguntaron. Da, Terem, gotel, respondí. Da, gospedia por allí y por allá, se empeñaban en decir. Pues gospedia, lo que tú digas, se parece a hospedar así que supongo que hablamos de lo mismo, el caso es que me indiques. La primera señora me mandó todo recto, pasar un puente y llegar a una tienda. Este es el puente que pasé:
Aunque más adelante había uno de verdad, con calzada. (No, el de la foto no lo crucé.) Entré a la tienda y volví a preguntar. Me empezaron a indicar, pero que estaba lejííísimos, y en ese momento pasó un autobús pequeñajo y me dijeron que corriera y lo cogiera. Pegué un grito y el conductor esperó por mí. Ese autobusiño fue toda una experiencia. No le hice fotos porque me daba palo: era el único extranjero, tenía pinta de perdido, iba cargado con una mochila petada y una maleta y todos los presentes me miraban con curiosidad. Yo sólo decía: gotel Terem, gotel Terem, ne panimaiu, ne panimaiu. No entiendo, vaya. Un señor de unos setenta años me estaba diciendo mil cosas y yo no me enteraba de nada.
Me enteré con alegría de que, aunque entre el “centro” de Slavske y Zájar Biérkut hay seis kilómetros, el tal hotel Terem se
A las nueve y cuarto, cuando llegué a la parte inferior del telesilla, los policías o seguratas o lo que fueran me dijeron que aquello ya lo habían parado. Por suerte, alguien llamó a alguien y me dijeron que el organizador del festival llegaría en unos minutos. Cuando me vio me dijo: “hello, I am Sergey”, yo le respondí: “hello, I am Abel from Sp...” y me interrumpió diciendo: I know, I know. Mira, me dijo, no me quedan pulseras de músico, así que te voy a dar una pulsera de prensa. Pensé para mis adentros: pues vaya tontería, eso es lo que supuestamente me corresponde. También me dijeron varios de los presentes que arriba hacía frío, que en manga corta y pantalón corto me iba a congelar, pero les respondí que no se preocuparan, que en la mochila llevaba ropa de abrigo. Una vez estuvo todo aclarado me monté en el telesilla.
Casi me congelo, colega. Menudo frío pasé. No me esperaba ni que el trayecto durase treinta minutazos ni que hiciera tanto frío antes de llegar arriba. Y claro, a ver quién es el chulo que se pone a descalzarse y a sacar cosas de la mochila cuando se halla suspendido a diez metros de altura. Chocar las rodillas y cantar tonterías tipo “hace frío frío frío, naino naino nainioná, ochen ochen joladná” no te hace entrar en calor pero algo ayuda. Por el ruido y las luces distantes supe que me acercaba al escenario, luego que estaba a su lado, luego que… ¡me estaba alejando! El telesilla me dejó arriba de todo, en la cima del tope del cumio del pico de la cumbre de la montaña, donde me abrigué y eché a correr hacia el escenario, donde ya estaba tocando Dark Funeral.
Al principio hacía frío. Luego hacía mucho frío. Luego hacía un frío que pelaba. Cinco o seis grados, por ahí. Unos encendieron una hoguera detrás del puesto de las camisetas; pasé allí la mayor parte del concierto de Inquisition (desde ese lugar se veía y oía perfectamente), y todo lo que conseguí fue apestar a humo y seguir teniendo prácticamente el mismo frío, así que decidí volver a delante del escenario y saltar como un mono in situ; esto funcionó mucho mejor. De todos modos, a mitad de Todestriebe me harté de pasar frío, estaba cansado, eran las dos, etcétera, así que me dije: me piro. Pero esperad, que me falta la anécdota de las hamburguesas. Durante Carpathian Forest, el segundo concierto que vi, me entró el hambre y fui a uno de los puestos de perritos calientes a comprar una hamburguesa. Miro la lista de precios (прайслист, praislist, una risa) y veo: чисбургер, chisburguer, 100 grivñas. Me quedé boquiabierto: ¿diez euros por una hamburguesa precocinada, en Ucrania? Vale que en un festival las cosas suelen ser más caras, pero eso es una burrada, más en un país relativamente barato. Fui al otro puesto, aunque ya sabía que sería exactamente lo mismo, y así era. Tras un rato debatiéndome entre pasar hambre toda la noche y tirar el dinero me di cuenta de que la г (G) de “100 г” no era de гривень, grivñas, sino de граммов, gramos. El precio estaba más a la derecha y era exactamente la décima parte.
Volvamos a las dos de la mañana y a mi intención de escapar de esa nevera al aire libre. A la derecha del escenario y tras una valla abierta había algo que parecía un camino. Junto a la valla, sentados, un policía y un chaval joven. Me acerqué y les pregunté cómo se podía bajar; el chaval sabía algo de inglés y me informó de que había unos viejos con quads un poco más arriba que te bajaban en su máquina endemoniada por, esta vez sí, cien grivñas del ala. Como la alternativa era esperar tres horas más para morirme del frío y del asco en el telesilla, me subí a uno de esos.
So much complaining, oh god. Also, you never gave me from the vodka. Also, write your posts in English. :D
ReplyDeleteWhat complaining? It was cold, that is true. I mention it because for me it was unexpected and I couldn't deal with it properly. But there aren't any more complaints, and this isn't really a complaint either, since it's nobody's fault and I enjoyed the concerts anyway.
ReplyDeleteQuerido primo, menudo sarao, épico diría yo!!!
ReplyDeleteUna gran historia muy bien contada e ilustrada...
Cómo me ha gustado amigo, has triunfaooooo con esta crónica, y estoy deseando de leer la segunda parte. Ya sabía casi todo lo que cuentas pero visto aquí e ilustrado con fotos y videos te ha quedado de lujo, vaya aventuras guapas guapas que has tenido por esas tierras lejanas, y no se te olvide que te quedan por contar las de este año de vuelta por este mismo sitio remoto y todo lo de Finlandia, aparte de todas las demás escapadas que te has dado por los paises alrededor de Eslovaquia, así que a tu vuelta a España ya le estás dando caña al teclado. Buen viaje de vuelta dentro de un par de días y mucho ánimo para la vuelta a la realidad. Hablamos dentro de poccos días largo y tendido. Un abrazo.com por mari.com ;-)
ReplyDeleteMeu Deus, chaval, lo que tienes que contar cuando te vea...
ReplyDeletePastra